Con poco más de 40 años de carrera, el tenor mexicano Ramón Vargas, considerado como poseedor de una de las voces más prolijas de la actualidad en el mundo, se presenta una vez más en el Palacio de Bellas, recinto que cumple 90 años, donde interpreta una ópera temprana del compositor romántico italiano Giuseppe Verdi (1813-1901), Giovana D’ Arco, escrita en 1844.
“Esta es una ópera que podemos considerar rara, ya que se le interpreta muy poco por su complejidad técnica. Verdi cambió la arquitectura la ópera y la volvió más dramática, al ponerle las emociones en el texto, pero con las dificultades del bel canto anterior, volviéndolas en obras muy complicadas de cantar”, explica Vargas, en entrevista con El Sol de México, sobre esta obra que no se había presentado en México desde hace más de 160 años.
Basada en un drama del escritor alemán, Friedrich von Schiller (1759-1805), recupera la biografía de Juana de Arco, que, en el siglo XV, tras tener visiones divinas, lideró al ejército francés durante la Guerra de Cien Años entre Francia e Inglaterra. Una historia que, en la realidad, tuvo un final más trágico que en la versión de Verdi, pues, mientras que en la ficción ella muere en batalla defendiendo a su patria, en realidad Juana fue condenada a morir en la hoguera por herejía.
“Esta es una obra muy actual, con temas que increíblemente siguen sucediendo en el mundo. No debería ser que aún haya tanta injusticia contra las mujeres, fanatismos, falta de respeto e incomprensiones debidas a formas de ver la vida de manera tan drástica, como el mismo padre de Juana, quien la condena al acusarla y decir que su hija tenía pacto con el demonio.
“Este es un texto que nos muestra que la vida es muy similar a la de hace 400 años, al final la ópera eso es lo que hace, enseñarnos y recrear realidades presentes en nuestro tiempo”, opina el cantante.
Sobre esta adaptación —en la que interpreta al Rey Carlos VII, de la mano de la soprano mexicana Karen Gardeazabal, que da vida a Giovanna —destaca el trabajo de la directora de escena Juliana Vanscoit.
“Las figuras históricas fueron muy complicadas, porque son específicas de un tiempo. Creo que lo que hizo Juliana fue muy atinado, porque hizo una puesta en escena con elementos figurativos y muy buena iluminación, que no tiene tiempo, tratar de darle una imagen precisa a un personaje histórico como Juana de Arco es realmente muy complicado”, opina.
De su personaje, que es uno de los más cercanos al de Juana de Arco, Vargas puntualiza que la relación entre ambos no es amorosa, sino de una admiración total, que a pesar de acercarse a la realidad, no se corresponden totalmente.
“Creo que Verdi en esta obra hace de Carlos VII un personaje más humano y cercano a Juana de Arco. Aunque en realidad su admiración no era tan así. Esto porque, a pesar de que la admiraba y le dio el poder del ejército, por la inspiración que ella sembraba en sus soldados, en la historia verdadera Carlos VII, la abandonó tras su captura por los ingleses”, puntualiza.
Teniendo en mente el recuerdo de su debut en Bellas Artes en 1983, donde precisamente interpretó otra obra de Giuseppe Verdi, “Falstaff”, así como su pasada presentación en el mismo recinto donde celebró sus cuatro décadas de carrera, Ramón Vargas expresa: “Es el lugar más emblemático de las artes en México, creo que es un espacio que todo el mundo quiere. Bellas Artes durante la historia, se ha mantenido como un referente internacional. En un principio fue un recinto que nació para la ópera, el ballet y la orquesta, pero se ha vuelto un lugar emblemático para todas las artes desde las plásticas hasta la literatura.
“Todas mis experiencias en Bellas Artes son memorables para mí, porque ha sido mi inicio, la cimentación y madurez y ahora, que mi carrera se encuentra en su recta final, yo la sigo considerando como mi casa. Es por eso que estoy muy feliz, emocionado y honrado de estar aquí”, finaliza. “Giovana D’ Arco” tendrá una última función este jueves 15 de febrero en el Palacio de Bellas Artes a las 20:00 horas.