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Olviden ya el tema de la cárcel: Gloria Trevi

La diva mexicana visitará Marbella para actuar en el Festival Starlite junto a Mónica Naranjo
La carrera de Gloria Trevi es la de una absoluta diva, pero con sus escándalos, sus auges y caídas, es también la de un Ave Fénix: «A veces me salen plumas por la boca», llegó a bromear en una ocasión ante María Casado. Cantante de temas que han llegado a número uno de las listas, cuatro años de cárcel por un delito que no cometió, la muerte prematura de su hija: su vida es como un culebrón de los buenos. El próximo 6 de agosto actuará con Mónica Naranjo en el Festival Starlite, lo que le hace mucha ilusión: «Conozco bien Marbella, pero siempre he estado de vacaciones. Después de tanto tiempo sin giras ni conciertos, quiero entregarme al público español».

Con tantas mochilas a sus espaldas, la artista presume de convertir las desgracias en arte, así que aprovechamos las letras de sus canciones para conocerla mejor:

«El amor es un vicio. Soy adicta a las caricias». Gloria ríe mientras reconoce que lo suyo es puro deseo de contacto físico: «No solo a las caricias, a que me apachurren, a que me rompan las costillas con abrazos. Soy de todo o nada, es decir, solo se lo permito a la gente que yo quiero».

«Escote por delante, escote por detrás, pero solo le pido a Dios que no sea un delincuente, pero sola no me voy a quedar». Gloria tarda unos segundos en contestar, valorando la respuesta: «Exacto. Pero lo que realmente le pido a Dios es que si va a ser un delincuente, que al menos me quiera. Que sea delincuente con los demás, eso no me importa». Conviene recordar que su primer marido, Sergio Andrade, fue condenado a 7 años y 10 meses por rapto, violación agravado y corrupción de menores. Su actual marido, el abogado Armando Gómez, se enfrenta a una denuncia por blanqueo de capitales.

«Ensayando cómo pedirte perdón». A Gloria le preguntamos si perdonar es de cobardes o de valientes. Es rotunda: «De valientes. Tanto darlo como recibirlo. Tanto pedir perdón como ser perdonado. Yo he perdonado bastante, pero solo lo he hecho cuando me lo han pedido a mí antes. Lo que no voy a hacer es perdonar así a lo pendejo, mientras el otro no reconoce su culpa. No, porque no te lo valoran. Lo que no me gusta es vivir con rencor».

Gloria trabaja con una fundación que lleva el nombre de su hija, Ana Dalai, que ayuda a los niños nacidos en prisión. Además, es una ferviente defensora de la reinserción de aquellos que han cumplido su pena. Es el caso de Isabel Pantoja, cuya historia Gloria conoce muy bien: «Ella cumplió su condena, ya olviden el tema de la cárcel. No se puede estar todo el tiempo removiendo el pasado porque ya bastante ha sufrido con el tiempo que pasó dentro. No es justo que la estigmaticen. Pero, bueno, para ella todavía está muy reciente, yo lo viví hace 20 años y algunos no me lo han perdonado». La idea de verlas cantando juntas, como todo el morbo que eso supondría, no se le ha pasado a nadie por la cabeza: «Pero me encantaría. Isabel es una leyenda, sería divino».

Chiquita y feliz

El Día del Niño, Gloria publicó una tierna foto de chiquita, con su vestido blanco, su velo y con flores en la mano: «Esa niña era bien feliz. Tuve una infancia muy bonita. Mis papás no se habían divorciado y yo era la consentida de mis abuelos. Los quería a ellos más que a mis papás, porque eran muy regalones, me mimaban mucho. Me encantaban los animales. Tenía mucha fantasía, bailaba ballet. Esa etapa fue de color de rosa, luego la cosa se torció». Gloria fue la mayor de cuatro hermanos, a los que sometía a sus excéntricos juegos: «A veces yo actuaba de niño y los vestía a ellos de niña, con mis vestidos y haciéndoles moños».

Si Gloria pudiera viajar en el tiempo y reencontrarse con su yo de esa época, no cree que le daría un consejo o una advertencia: «La observaría porque me daría miedo el efecto mariposa. No le diría ‘lo vas a lograr’, la dejaría que ella sola aprendiera, porque todo lo que me pasó, con todos mis errores, fue importante para ser la mujer que soy ahora. Equivocarme, caerme, levantarme… Sería otra si no hubiera sucedido todo eso». De todas formas, hay un mensaje para esa niña en la canción ‘Grande’, que canta con Mónica Naranjo: «Algún día creceré, ahora que soy grande, rica, poderosa…».

Pero los sueños de Gloria empezaron más tarde: «Fue en la adolescencia cuando empecé a pensar en ser alguien querido por el público». Y entre ese público, la artista tiene claro a quien debe parte de su éxito: «Al colectivo gay le debo muchísimo. Tenemos una gran conexión porque después de pasar por la cárcel, salí con un estigma enorme. Aunque demostrara mi inocencia, estaba señalada. Como la comunidad gay ha vivido la discriminación y el rechazo, fueron los primeros en darme la mano para poderme levantar. Eso no lo voy a olvidar nunca».