Lyn May es una de las vedettes que ha conseguido preservar su fama con el paso de los años, luego de que en los años 70 alcanzara el éxito como una de las bailarinas más reconocidas de la época.
Su belleza y talento la llevaron a participar en películas, cantar y realizar presentaciones como bailarina, algunas de las cuales fueron para miembros del crimen organizado.
Fue en una reciente entrevista para los medios de comunicación, que la famosa reconoció que en más de una ocasión fue contratada por estos capos para que presentara sus espectáculos frente a ellos.
Yo bailo donde puedo», comentó la famosa que ante la pregunta de «¿has llegado a recibir invitaciones del crimen organizado?», comentó: «Claro, yo he recibido invitaciones de todo mundo, narcos, presidentes, políticos».
Aseguró que todas esas personas que la contrataban llegaron a ofrecerle costosas joyas en su juventud: «No me ofrecían, me regalaban… A mí me las regalaban, me las ponían ahí, y yo pensaba a ver quién me gustaba y me casaba con él».
Sobre la forma en la que tomaba dichos regalos e invitaciones, comentó: «Si andas en la lumbre, no te quemes, tú diles que sí, pero no les digas cuándo… Yo andaba en la lumbre, pero nunca me he quemado. Los políticos de antes no eran tan pend… como los de ahora».
La famosa agregó que uno de sus planes actuales es abrir una casa hogar para poner ayudar a niños desamparados: «Si tuviera más millones haría una casa para los viejitos y para los niños pobres. Me encantaría poder ayudarlos».
Con sólo 16 años, Lyn May fue contratada para trabajar como bailarina del centro nocturno Tropicana, en Acapulco, donde conoció a Germán Montero, quien la eligió para alternar con él en una serie de sketches.
Tras una exitosa temporada como bailarina, Liliana, como su nombre real, llamó la atención del periodista Pedro Cardona, quien a convenció de viajar a la Ciudad de México para integrarse al cuadro de bailarinas del popular programa de televisión mexicano Siempre en Domingo, conducido por Raúl Velasco.
El cuadro lo integraban otras nueve bailarinas encabezadas por la vedette Olga Breeskin. Trabajando ahí, aprendió a bailar danzas tribales, hawaina y Tatitiano.