El empresario busca compartir por medio de un libro pensado en un principio para sus hijos, un compendio de lecturas y reflexiones que logren el equilibrio entre la abundancia y la paz
“Para correr tras el oro, no vale la pena el sol” es un verso que Sebastián González Zambrano recuerda que cantaba su padre, un compositor musical que lo crio con una filosofía de vida más espiritual que material, pero que él mismo decidió cuestionar con el tiempo.
Los intereses del empresario iban más encaminados a estudiar periodismo o composición musical, pero al fin decidió dedicar su preparación a la Ingeniería Industrial, influenciado por un interés más fuerte: tratar de ser millonario.
“Para pagarme mi carrera tenía que trabajar y después de varios negocios decido hacer una algodonera. Con ella me terminé de pagar mis estudios y el plan era luego ir a pedir chamba a Cemex con un tío, para que después de tanto tiempo de trabajar, pudiera ser artista”, recuerda Sebastián, quien desde hace casi veinte años trabaja en la industria del algodón y ahora en Maninos Algodonera, una empresa enfocada en servir al campo y a la industria textil de México, enraizada en la Comarca Lagunera.
Así, con el crecimiento de su empresa y su interés en crear otros negocios, González Zambrano abandonó la idea de ser artista, pero no su gusto por escribir, por lo que decidió empezar “Pocas Cosas Necesito”, un proyecto editorial que partió de la idea de dejar un legado reflexivo a sus hijos pero luego hizo eco en otras personas.
En él, el empresario habla de “la abundancia pacífica”, un término que engloba, principalmente, la idea de lograr un equilibrio entre la generación de riqueza y el disfrute de la vida, dándole al dinero y al trabajo “el valor y lugar que les corresponde”.
¿En qué temas se enfoca este proyecto editorial que estás trabajando?
Yo perdí mucha vida en esa agotable búsqueda de conseguir dinero. Por eso hago un análisis del por qué todos queremos ser millonarios y esto me llevó al tema de la felicidad. Por qué creemos que el millonario es feliz, porque cada vez que recibimos dinero y podemos pagar nuestras cuentas, somos felices, en comparación a cuando no lo tenemos. Entonces eso me lleva al tema del: yo quiero ser millonario para ser feliz.
Que dicen “no, el dinero no da la felicidad”, mira, yo no conozco un pelado con un millón de dólares que esté triste, y si sí, lo sacas a la fiesta y se pone alegre. Entonces es así, la felicidad sí la dan los millones, la neta, y para qué nos hacemos. Pero al momento de tratar de conseguirlos, podemos dejar la vida en el camino y no lograr nada. Vas creciendo y te vas dando cuenta de que no era necesario dejar tanto en el camino por algo que no vale la pena. Por eso quise escribir mis investigaciones, reflexiones y conclusiones y tal vez a alguien le puedo ahorrar algo de sufrimiento sin sentido.
¿La abundancia pacífica estaría ligada a la felicidad?
Después de mucha angustia, me pongo a buscar qué significa la felicidad y encuentro miles de definiciones, entonces llego a la conclusión de que o no hay una correcta, o no hay ninguna completa. A mí me gusta dividirlas en dos: una es que la felicidad está al conseguir algo y otra que la felicidad está en el aquí y ahora, al disfrutar el presente. Y yo pienso que las dos están bien, no tiene que ser una o la otra.
Aristóteles decía que eres feliz si tienes la eudaimonia, que era que tuvieras en aquel entonces, salud, belleza y prosperidad, pero ¿y si no las tengo?, si no tengo salud, si estoy feo, si mañana me enfermo o nací mal, ¿no puedo ser feliz? Entonces yo voy de acuerdo con las dos, por lo tanto, se trata de disfrutar el proceso desapegado del resultado, si ganas bien y si no, disfrutaste el camino. Luego te das cuenta de que si se disfruta el camino se logran mejores resultados y te quedas con el objetivo y el disfrute de él.
¿Tu ambición por crear abundancia ha estado desde que empezaste a ser empresario?
No era una ambición como tal, era como mucha curiosidad y muchas ganas de vivir.
Luego tenía el tema de ayudar a los demás, de generar mucho empleo. Realmente lo que me hizo emprender fue, como a muchos, el hambre y las ganas de salir adelante.
Entonces, ¿esa definición de abundancia pacífica quiere decir que previene de ayudar a otros?
Pienso que no se crea abundancia si le quitas algo a los demás. Se generará algo de dinero, mucho o poquito, pero abundancia no. Soy más creyente de que al dar recibes. Primero resuelves una necesidad que detectas y después eres remunerado por eso: Sirves a los demás, te realizas como persona y como consecuencia recibes dinero.
¿Y cómo lo abordas en el libro?
En mi libro describo una imagen aspiracional que llamo “El mito del millonario”, que es esa persona que todo tiene resuelto en su vida. Di toda mi vida por convertirme en ese ser imaginario. Nunca lo logré, no existe. En esta búsqueda desarrollé una relación tóxica con el dinero, el trabajo y mi persona.
Creía que si tenía dinero lograría mi realización personal, ya no tendría los problemas cotidianos de la vida, controlaría de alguna forma mi futuro, por eso me dediqué en cuerpo y alma a conseguirlo a como diera lugar.
El trabajo lo veía como un mal necesario, ese sacrificio que tenía que hacer para conseguir dinero. Y a mi persona la relacionaba siempre con lo que ganaba, si era mucho valía mucho, y si tenía poco, valía poco. Esto me causó mucha angustia.
¿Cómo llegas a crear esa abundancia?
Corrigiendo esas relaciones tóxicas, dejando de ver el dinero como esa rama donde se posa el pájaro, en vez de entender que nosotros somos como el pájaro que tiene alas y que no nos debemos dedicar a construir ramas donde posarnos, sino aprendiendo a volar. Dejando de ver el trabajo como ese mal necesario sino como una bendición en sí mismo, esa actividad que nos realiza como personas, donde ponemos nuestras cualidades al servicio de los demás para transformar el entorno y ser retribuidos por eso. Y a nuestra persona con su valor independiente de las posesiones o logros que se tengan.
Entonces, ¿tu libro es para hacer dinero?
No precisamente. Es más, pudiera ser hasta lo contrario. Es para lograr un equilibrio en la vida, donde el dinero tiene su justo lugar y su justo valor, y paradójicamente luego pasa que produces más o estás más tranquilo con ese tema.